Un Ángel cae arriba como un águila fiero.
Del descreído empuña el cabello en un haz,
y dice, sacudiéndolo: "¡La regla acatarás!
(Porque soy tu Ángel bueno, ¿comprendes?) ¡Yo lo quiero!
Entiende que hay que amar, sin remilgo oponerle,
al pobre, al contrahecho, al malo, al infeliz,
para que cuando pase Jesús, puedas hacerle
con tu caridad pues, un triunfante tapiz.
¡Tal es el Amor! ¡Antes que tu alma se deprima,
en la gloria de Dios tu éxtasis reanima;
ése es el inmortal Deleite verdadero!"
Y el Ángel que castiga tanto, a fe, cuanto ama,
tortura al condenado con sus puños de llamas;
mas el réprobo siempre le responde: "¡No quiero!"
Las Flores del Mal -1857
Traducción de Nydia Lamarque
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