jueves, 10 de junio de 2010

Los Ciegos (Charles Baudelaire) Las Flores del Mal

¡Contémplalos, oh alma; son de cierto espantosos!
Vagamente ridículos; maniquíes noctámbulos;
terribles, singulares igual a los sonámbulos,,
fijan quien sabe dónde sus globos tenebrosos.

Sus ojos, de que huyó la centella divina,
como si algo miraran en lo lejano, al cielo
se alzan siempre; jamás su cabeza se inclina
para buscar, pesada por el ensueño el suelo.

Y atraviesan así lo negro ilimitado,
hermano del silencio infinito, oh ciudad,
mientras que cantas, muges, ríes en tu desvelo

prendada del placer hasta la atrocidad,
mira: ¡también me arrastro! Pero más atontado,
"¿Qué buscan -me pregunto- los ciegos en el cielo?"

Las Flores del Mal -1857
Traducción de Nydia Lamarque

1 comentario:

  1. ¿Cómo puede un poema ser cínico y conmovedor, frío y humano a la vez? Sólo grandes poetas, como Baudelaire!
    Además el ingenio de pedirle a la ciudad que "mire", mientras que los ciegos evidentemente no pueden hacerlo, engalana el cierre del soneto con un notable oximorón.

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