Alta, fina, de luto, dolor majestuoso,
una mujer pasó, que con gesto fastuoso,
recogía las blondas que su andar balanceaba.
Ágil y noble, con esa pierna de escultura.
Por mi parte bebí, como un loco crispado,
en su pupila, cielo del huracán preñado,
placer mortal y a un tiempo fascinante dulzura.
Un relámpago... ¡y noche! Fugitiva beldad
cuya mirada me ha hecho de golpe renacer,
¿no he de volver a verte sino en la eternidad?
¡Lejos de aquí! ¡O muy tarde! ¡O jamás ha de ser!
Pues dónde voy no sabes, yo ignoro a dónde huiste,
¡tú, a quien yo hubiera amado, tú, que lo comprendiste!
Las Flores del Mal -1857
Traducción de Nydia Lamarque
Traducción de Nydia Lamarque
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