Si, cerrados los ojos, en la tarde otoñal,
respiro de tu seno el olor caluroso,
veo desarrollarse un litoral dichoso,
que deslumbran los fuegos de un sol por siempre igual.
Una isla perezosa donde da la natura
árboles singulares y de fruto sabroso;
hombres que tienen cuerpo delgado y vigoroso,
y mujeres con ojos que asombran la dulzura.
Por tu olor hacia climas hechiceros guiado,
veo un puerto donde hay velas y arboladuras,
que aún de las marinas olas no han descansado;
mientras del tamarindo los perfumes ligeros
que mi nariz dilatan y en el aire perduran,
mézclanse en mi alma a una canción de marineros.
Las Flores del Mal -1857
Traducción de Nydia Lamarque
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