porque me juzgas un rival vencido...
¡Imbécil! La mujer que has elegido,
ante que fuera tuya, ha sido mía.
En sus labios de rosa bebí un día
la escencia del licor apetecido.
¿Y tú, de qué te ríes? ¿Qué has bebido?
¡Las sobras en la copa de ambrosía!
Ella probó en mis brazos la aventura.
Para mí fue flor de la hermosura.
¡Yo fuí, sábelo bien, su primer hombre!
¿Hoy la posees? no me causa enojos.
Cuando la besas tú, cierra los ojos
y bajando la voz dice mi nombre...
Federico Barreto fue sin duda, uno de mis frecuentes escapes juveniles. Conocí de su poesía en un libro de la secundaria y me interesó mucho su poesía, que a pesar de ser un poeta para algunos empalagosos, su manejo del idioma y su sensatez para las rimas y ritmos es irreprochable.
Para algunos estirados puede parecerle el poema berrinchudo, pero hay que tener en cuenta la época, y la sociedad en que fue escrito.
Años más tarde me toparía nuevamente con este poeta de casualidad. Mi abuela y su hermana recitaban siempre un poema desgarrador: Más allá de la muerte, pero ellas se lo adjudicaban a Amado Nervo, luego de investigar un poco sobre el poema me di con la sorpresa de que pertenecía a Federico Barreto, el "Poeta del Cautiverio", llamado así porque ese poeta tacneño vivía y cantaba poemas a su querida Tacna en la ocupación chilena que duró unos 50 años.
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