viernes, 2 de abril de 2010

Sobre la instrucción católica y el papel de la mujer en la sociedad (Manuel González Prada)

"Se pregona generalmente que si los hombres dictan leyes, las mujeres establecen costumbres. Aquí, donde el hombre se distingue por la debilidad de carácter, donde la fortaleza de ánimo parece concentrada en el sexo femenino, la sociedad verificaría una evolución saludable si la mujer no empleara como único medio de dominación los atractivos sensuales. Desgraciadamente, el dominio de la mujer peruana sobre el hombre es un doble dominio de harén y sacristía: el clérigo detiene a la mujer por el fanatismo, la mujer detiene al hombre por el sexo...
Un diputado, un prefecto, un general, un ministro, un vocal de la corte, en fin, cualquiera de esos mulatos o cuarentones enriquecidos en el dolo y la concusión o encumbrados por el favor y la intriga, no se resigna fácilmente a que en la escuela municipal y gratuita se rocen sus hijos con los hijos del artesano y el jornalero...
Al recibirse de abogado, un hombre obtiene en el Perú diploma de omnisciencia y patente de corso. Con una moral basada en la interpretación elástica de la ley, sin escrúpulos ni remordimientos desde que las ambigüedades y casuísmos del Código encierran toda obligación y toda sanción, nuestros rábulas atraviesan la sociedad perfectamente abroquelados para la lucha por la existencia...
Para enseñar Ingeniatura, Medicina o Filosofía, buscamos ingenieros, médicos o filósofos, mientras para educar personas destinadas a establecer una familia y vivir en sociedad, elegimos individuos que rompen sus vínculos con la humanidad y no saben lo que encierra el corazón de una mujer o de un niño... ¿Cómo formará, pues, hombres útiles a sus semejantes el iluso que hace gala de romper con todo lo humano, de no pertenecer a la Tierra sino al Cielo? ¿Qué sabe de luchas con las necesidades cotidianas de la vida el solitario que no trabaja ni para mantenerse a sí mismo? ¿Qué sabe de sudor ni de fatigas el venturoso que no siembra ni cultiva? ¿Qué sabe de pasiones humanas el mutilado de amor, del sentimiento más generoso y más fecundo? Mírese desde el punto de vista que se mire, el sacerdote carece de requisitos para ejercer el magisterio...
La predilección de las mujeres por Jesús y de los hombres por María ¿No revela que hasta en la devoción intervienen la voluptuosidad y el sexo?
El hombre no se civilizó en la tienda de campaña, en el cuartel, en el claustro ni en la escuela, sino en el hogar, bajo la dulce influencia de la mujer...
Los sacerdotes convierten al hombre en una especie de palimpsesto; obliteran del cerebro la razón para grabar la Fe, como los copistas de la Edad Media borraban del pergamino un discurso de Cicerón para escribir la crónica de un convento...
... quien practica el bien por la remuneración póstuma no difiere mucho del usurero que presta hoy una moneda para embolsar mañana diez...
Solo la ciencia, por su universalidad, debe ser gran fundamento de la instrucción pública; la religión es lo particular, porque ay religión judía, religión mahometana, religión católica, religión protestante, es decir, mil religiones: la ciencia es lo universal, porque hay una sola astronomía, una sola química, una sola física, una sola mecánica...

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