Te amo en este otoño gris
donde tu vida rumbo al viento
es leve hojarasca del destino,
tan cruel para nosotros por el tiempo.
Me pregunto si el cielo es el firmamento
o el más allá de un amor complejo,
la continuidad de la vida
o quizás tan solo un lugar desierto.
¡Acércate... estás tan sólo!
No les temo a los solitarios,
temo por lo que no creen en la soledad
porque en el abismo de su futuro
no habrá una flor que les diga:
¿Por qué viven? ¿Por qué mueren?
Alguien tocará tu puerta
puede ser un niño con alma de viejo...
porque sí, querido mío:
la miseria y la soledad
van matando la vida, ilusiones frescas.
Puede ser también... el amor
¿Por qué no?
Ese arco iris que te confundirá,
colores distintos fundidos en un solo sentido,
te verás perdido con sólo mirarme
¿Por qué aún no lo comprendes?...
era felicidad de amar... juntos... unidos.
No es más que un llamado pero...
¡Abre! ¡Abre pronto!... ¡Libérate!
Atiende y sentirás el verdadero cielo,
no calcules cuán grande es
simplemente cristaliza tu alma
y descubre al Cristo que en ti vive,
que impaciente espera tu despertar.
Sin ser el profeta de ayer
advierto el cansancio del mañana,
porque este mundo es sólo un camino
a la meta de la eternidad
No te digo adiós porque...
porque sólo no puede dejarte,
te amo contra el tiempo y los recuerdos
dos amigos de tu oscura soledad.
Piensa un poco en la verdad,
haz cambiar el rumbo de tu viaje
será tanto el llanto como la alegría
más... quedará el consuelo de una sonrisa,
porque, tú, amor mío...
¡Serás este poema cantándole a la brisa!
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