"... Las lenguas americanas nos proveen de neologismos que usamos con derecho, por no tener equivalentes en castellano, por expresar ideas exclusivamente nuestras, por nombrar cosas íntimamente relacionadas con nuestra vida. Hasta en la pronunciación ¡Cuánto hemos cambiado! Tendemos a eludir la n en la partícula trans, y a cambiar por s la x de la preposición latina ex, antes de consonante, en principio de vocablo. Señores, el que habla en este momento ¿Qué sería en una academia de Madrid? Casi un bárbaro, que pronuncia la Ll como la y, confunde la b con la v y no distingue la s de la z ni de la c en sus sonidos suaves.
Cien causas actúan sobre nosotros para diferenciarnos de nuestros padres: sigamos el empuje, marchemos hacia donde el siglo nos impele."
"¡Qué nuestros pensadores, en lugar de afeminarse o enervarse con la prosa cortesana y enfermiza, usen la prosa leal y sana, prefiriendo al crepúsculo de las sectas, el día sin nubes de la razón, viendo más allá del círculo estrecho de familia y patria el horizonte de humanidad!"
"La inteligencia no tiene por qué abdicar ante la fuerza; por el contrario, la voz del hombre razonable y culto debe ser un correctivo a la obra perniciosa de cerebros rudimentarios.
La patria, que nos da el agua de sus ríos y los frutos de sus campos, tiene derecho a saber el empleo de nuestros brazos y la consagración de nuestra inteligencia."
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