Hace ya alguno años me autorregalé una antología de Esopo. A veces uno adquiere libros por obligación, otras por recomendación, otras simplemente porque nos topamos con algunos títulos sugerentes, y sin pensarlo, decidimos descubrir su interior.
El caso de la adquisición de este libro no fue por ninguna de las anteriores. Quizá podríamos decir que Esopo, y las fábulas en general son lecturas escolares, que se leen por educativo esparcimiento, pero no por una necesidad de descubrimiento literario, o viajes de la imaginación.
Pero creo que siempre es bueno renovar y cultivar lecturas escolares, porque después de todo, puede que obviamos algunas lecturas infantiles, o quizá porque nunca las tuvimos en cuenta.
Quienes creen que leer a Esopo se puede convertir en una lectura escolar, están errados. Pienso que no existe cronología lectora para disfrutar de las fábulas, sobre todo cuando estos, son instrumentos que bien pueden servirnos en el cotidiano, o en la plena instrucción de la mente.
Esopo, fabulista griego, se sabe muy poco de su vida a ciencia cierta, se presume que era esclavo, y que había nacido en Frigia aproximadamente en el siglo VI a. de C., se dice que el mismo Sócrates había aprendido de memoria algunas fábulas esópicas.
Pienso que Esopo debió ser una suerte de Jesucristo en su época, claro sin la crucifixión y los milagros, sin autonombrarse el hijo de Dios, pero si aleccionando a sus seguidores con sus fábulas, dictando no una nueva teología, sino adoctrinando moralmente a sus contertulios, e instruyéndoles en la siempre difícil tarea de comprender y mejorar los actos humanos en el quehacer cotidiano.
Piénsenlo por un momento, Jesús de pie en las afueras de Jerusalén, rodeado de seguidores escuchándolo atentamente. Él, instruyendo teologalmente a sus seguidores por medio de parábolas, historias cortas de campesinos y pescadores, samaritanos y mercaderes; con una lección al final de cada historia. Por otro lado Esopo, instruyendo moralmente y rodeado de griegos (esclavos probablemente) todos escuchándole atentamente, escuchando sus fábulas y apólogos; historias cortas fantásticas, con una lección al final de cada historia.
Ahora, la fábula no es una invención de Esopo, las fábulas existían desde mucho antes, y en diferentes culturas, muestra de ello es que los personajes de algunas fábulas tienen a personajes animales que no habitaban la grecia de aquel entonces. Pero el mérito de Esopo es que tuvo a bien antologarlas y difundirlas eficazmente. Existen 6 características fundamentales en las fábulas: la primera es que las fábulas tienen un carácter instructivo, la segunda es su carácter fantástico o alegórico, la tercera es que tienen un drama fundamental en el desenlace de la historia, la cuarta es su intención moralizadora evaluando las buenas y malas conductas, la quinta característica es que son historias cortas y concisas, y por ultimo es que sus personajes generalmente son animales, aunque existen por cierto fábulas que tienen como personajes a seres humanos con un oficio específico.
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