Un cordero y un lobo, cada uno por su lado, vinieron a beber en un río. El lobo que bebía arriba, mirando al cordero que bebía más abajo, le dijo: ¿Por qué me has turbiado el agua mientras que yo bebía? ¿Cómo te pude enturbiar el agua, respondió humildemente el cordero, siendo así que corre de donde tú estás a donde yo estoy? El lobo no haciendo caso de la verdad ni de la razón, le dijo: ¿Y por eso blasfemas? No he blasfemado, respondió el cordero. Pero el lobo buscando pretextos para matarlo le dijo: Seis meses hace que me injurió tu padre. Yo en ese tiempo, respondió el cordero, aún no había nacido. No obstante me pagarás ahora su ofensa, dijo el lobo; y arrojándose encima de él, lo devoró.
Esta fábula significa que con los malos y perversos de nada sirve la verdad ni la razón; ni vale otra cosa con ellos sino la fuerza.
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